A continuacion hablaremos hacerca de las especies endemicas de Chignahuapan.
Una de ellas y la mas representativa de nuestro municipio es el ajolote o axolote.
El axolote (Ambystoma mexicanum), del náhuatl axolotl (atl-agua y xolotl- monstruo; monstruo acuático) , también ajolote (pronunciando la antigua "x" castellana con el sonido de la jota actual, en lugar del sonido arcaico semejante a la "sh" inglesa actual), es un fenotipo neotenico de anfibio urodelo (anfibio con cola). Pertenece a la familia de los ambistomátidos o tilapias tigre que provienen de México. Antiguamente se los denominó Siredom mexicanum, pero en la actualidad su clasificación es en el género Ambystoma. También en un principio se le confundió como ejemplares larvas de la salamandra tigre (Ambystoma tigrium) que no habían experimentado la metamorfosis. Sin embargo, hoy se les reconoce como especies distintas.
Biologia del Ajolote.
A primera vista parece un renacuajo gigante. Su cuerpo es alargado, con un tronco compacto, la cabeza es grande con unos ojos pequeños, y carecen de párpados. Tienen una boca de gran capacidad y dientes diminutos que se disponen en hileras a la entrada de la cavidad oral. Su lengua es retráctil (como la de las ranas). A la altura del cuello tienen tres pares de branquias laterales externas, las cuales utilizan para respirar, tomando agua por la boca y dejándola salir por las agallas moviéndolas.
El agua cargada de oxígeno pasa a través de las ramas branquiales y pasa cerca de los capilares sanguíneos. Por medio de un sencillo intercambio a favor del gradiente, el oxígeno del agua pasa a la corriente sanguínea del ajolote y el dióxido de carbono de la sangre pasa al agua del medio externo.
De esta forma utilizan la gran cantidad de vasos capilares que poseen éstas. También poseen sacos pulmonares, que no se han desarrollado como pulmones debido a su escaso uso, por lo cual sube, de vez en cuando, a la superficie para tomar aire atmosférico.
Esta característica, así como su aspecto, se deben a su peculiar desarrollo metabólico, que es un caso de Neotenia.
El desarrollo del ajolote podría describirse como una evolución que admite la irregularidad en los ritmos de metamorfosis del estado larvario: el punto crítico de edad propia de la madurez fisiológica nunca es el mismo en todos los individuos. Curiosamente, el ajolote ha desarrollado la capacidad de madurar sexualmente y reproducirse conservando el estado larvario o la mayoría de sus aspectos. Existe el estado maduro: algunos individuos alcanzan la madurez, pero de manera irregular, por lo que, en libertad, es corriente la morfología del ajolote larvario o semi-larvario, de color más claro.
Su cola es aplanada lateralmente y de gran longitud, casi la mitad del cuerpo del animal. En la parte superior hay un pliegue dorsal o cresta que va aumentando de tamaño conforme se acerca a la cola. Las extremidades son de aspecto frágil y quebradizo. En los ejemplares albinos y albinos parciales se pueden observar los huesos transparentándose a través de la fina piel. Tienen 4 dedos en las patas delanteras y 5 en las traseras. Por lo general son de color parduzco oscuro con pequeñas manchas blanquecinas de gran eficacia mimética, pues lo hacen confundir con las piedras. Los ejemplares de colores claros, tienen manchas brillantes, que le dan gran belleza estética.
En su etapa adulta puede medir entre 25 y 30 centímetros. Respecto a su longevidad, los ajolotes pueden llegar a vivir 25 años aproximadamente, en condiciones normales.
A diferencia de lo que les ocurre a las salamandras y otros anfibios metamorfoseados, los ajolotes no presentan muda de piel.
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